
La diabetes mellitus es una enfermedad endocrina crónica en la que el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre aumenta significativamente.
La glucosa es la principal fuente de energía del ser humano; proviene de los alimentos y es necesaria para el correcto funcionamiento de los tejidos y órganos. La insulina, una hormona producida por el páncreas, ayuda a que la glucosa ingrese a las células y actúa como una "llave" que abre la "puerta" celular. Cuando el páncreas no produce suficiente cantidad de la hormona o el cuerpo no puede utilizarla de forma eficaz, se desarrolla diabetes.
La enfermedad no tiene cura, pero se puede controlar con medicamentos. La diabetes no controlada o mal controlada se asocia con graves consecuencias para la salud: complicaciones: daño a los tejidos y órganos, incluidos el corazón, los riñones (nefropatía), los ojos (retinopatía), los oídos (pérdida de la audición) y los nervios (neuropatía diabética); amputaciones de extremidades (pie diabético), enfermedad de Alzheimer, depresión, enfermedades dentales.
El grupo de diabetes mellitus incluye varias enfermedades endocrinas (o trastornos metabólicos): diabetes tipo I, diabetes tipo II, diabetes gestacional (se desarrolla solo durante el embarazo). La prediabetes es un trastorno temprano del metabolismo de los carbohidratos (los niveles de azúcar en sangre son más altos de lo normal, pero no lo suficientemente altos como para clasificarlos como diabetes) que, si no se controla, eventualmente puede transformarse en diabetes tipo II. La prediabetes y la diabetes gestacional se consideran afecciones potencialmente reversibles.
Los tipos de diabetes menos comunes incluyen:
- La diabetes monogénica (MODY, diabetes de inicio en la madurez de los jóvenes, diabetes de tipo adulto en los jóvenes) es una diabetes determinada genéticamente causada por mutaciones en varios genes. MODY representa hasta el 4% de todos los casos de diabetes;
- diabetes asociada con fibrosis quística (fibrosis quística), una forma de diabetes común en personas con esta enfermedad;
- Diabetes farmacológica o química: ocurre después de un trasplante de órganos, durante el tratamiento del VIH/SIDA o durante la terapia con glucocorticosteroides.
La diabetes insípida es una enfermedad rara (tratable) en la que el cuerpo produce mucha orina (poliuria). Es causada por una secreción insuficiente de hormona antidiurética (ADH) o una susceptibilidad insuficiente de los riñones a ella.
En 2019, la prevalencia mundial de diabetes mellitus se estima en 463 millones de casos. Se espera que el número de pacientes con esta enfermedad aumente a 578 millones en 2030 y a 700 millones en 2045 (un aumento del 25% y el 51%, respectivamente). También en 2019, la diabetes fue la novena causa de muerte, con 1, 5 millones de muertes causadas directamente por la enfermedad.
Razones
La diabetes tipo I es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye las células del páncreas que producen insulina, lo que resulta en una deficiencia absoluta. La enfermedad ocurre con mayor frecuencia en niños, pero puede desarrollarse a cualquier edad. Se desconoce la causa exacta, pero se cree que una combinación de factores: la predisposición genética y factores ambientales (no completamente determinados) desempeñan un papel clave. Los pacientes con diabetes tipo 1 necesitan compensar diariamente la deficiencia de insulina, por lo que se llama diabetes insulinodependiente.
La diabetes tipo II, el tipo más común de enfermedad, "resistente a la insulina", se asocia con una absorción deficiente de la glucosa: se altera el transporte de insulina y glucosa a las células, lo que provoca hiperglucemia (aumento de los niveles de glucosa en sangre). En rigor, la diabetes tipo II se produce por dos motivos interrelacionados: el páncreas no produce la cantidad normal de insulina para regular los niveles de azúcar en sangre y las células (grasa, músculos, hígado) se vuelven resistentes a ella y no reciben suficiente glucosa. No está del todo claro por qué sucede esto, pero se sabe que un papel clave en la aparición de la enfermedad lo desempeñan la predisposición genética (variantes genéticas propias de una persona, antecedentes familiares de diabetes tipo II), el exceso de peso y un estilo de vida sedentario ( sin embargo, no todas las personas con diabetes tipo II tienen sobrepeso). La enfermedad puede desarrollarse a cualquier edad (incluso en la infancia), pero ocurre con mayor frecuencia en personas de mediana edad y personas mayores.
La diabetes gestacional ocurre en mujeres (sin diabetes) durante el embarazo debido a la resistencia a la insulina o a la disminución de la producción de esta hormona. También se caracteriza por hiperglucemia. Los síntomas de la enfermedad pueden ser menores, pero con la EH, la madre aumenta el riesgo de preeclampsia, depresión y cesárea, y el bebé aumenta el riesgo de hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre), ictericia y alto peso al nacer. Además, a largo plazo, el niño tiene mayor riesgo de tener sobrepeso y desarrollar diabetes tipo II.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar diabetes varían según el tipo de diabetes.
Los factores de riesgo para la diabetes tipo I incluyen:
- antecedentes familiares de diabetes tipo I (parientes cercanos tienen la enfermedad: padres, hermanos, hermanas);
- daño al páncreas (infecciones, tumores, intervenciones quirúrgicas);
- presencia de autoanticuerpos;
- estrés físico (enfermedad, cirugía);
- enfermedades causadas por virus.
Los factores de riesgo de diabetes tipo II (y prediabetes) incluyen:
- antecedentes familiares de diabetes tipo II;
- origen étnico (los afroamericanos, los hispanos y otros grupos étnicos tienen un mayor riesgo);
- sobrepeso;
- hipertensión;
- HDL bajo, triglicéridos altos;
- estilo de vida sedentario;
- diabetes gestacional;
- síndrome de ovario poliquístico;
- enfermedad cardíaca, antecedentes de accidente cerebrovascular;
- de fumar.
Los factores de riesgo de diabetes gestacional incluyen:
- antecedentes familiares de prediabetes o diabetes tipo II;
- sobrepeso;
- origen étnico (los afroamericanos, los hispanos y otros grupos étnicos tienen un mayor riesgo);
- antecedentes personales de EG;
- edad mayor de 25 años.
Síntomas
Síntomas de la diabetes tipo I:
- sed fuerte;
- micción frecuente;
- visión borrosa;
- fatiga;
- Pérdida de peso inexplicable.
Los síntomas aparecen con bastante rapidez, a los pocos días o semanas del inicio de la enfermedad. A veces hablan del desarrollo de una afección potencialmente mortal: la cetoacidosis diabética, que requiere atención de emergencia. Sus signos: olor a acetona en la boca, piel seca, enrojecimiento, náuseas, vómitos, dolor abdominal, dificultad para respirar, alteración de la concentración y la atención.
Síntomas de la diabetes tipo II:
- sed fuerte;
- micción frecuente;
- fatiga;
- visión borrosa;
- entumecimiento en zonas del cuerpo, hormigueo en brazos o piernas;
- úlceras de curación lenta o que no cicatrizan;
- infecciones frecuentes (encías, piel, vaginales);
- Pérdida de peso inexplicable.
Los síntomas se desarrollan lentamente, a lo largo de varios años, y pueden ser leves, por lo que la persona no les presta atención. Muchas personas no presentan síntomas característicos de la diabetes y no consultan a un médico de inmediato.
En la diabetes gestacional, los signos y síntomas característicos de la diabetes suelen estar ausentes. Vale la pena prestar atención al aumento de la sed y a la micción frecuente.
Diagnóstico
El principal método para diagnosticar la diabetes tipo I y II es determinar los niveles de glucosa en sangre. Su médico puede sugerirle una de estas pruebas:
- análisis de los niveles de glucosa en ayunas: después de 8 a 12 horas de ayuno;
- análisis de hemoglobina glucosilada: en cualquier momento, muestra el nivel promedio de azúcar en sangre durante los últimos dos o tres meses, mide el porcentaje de azúcar en sangre asociado con la hemoglobina;
- prueba aleatoria de glucosa: en cualquier momento, independientemente de la ingesta de alimentos, un nivel de azúcar en sangre de 200 mg/dL - 11, 1 mmol/L o más indica diabetes;
- Prueba de tolerancia oral a la glucosa: la medición se realiza con el estómago vacío, luego se le pide que beba un vaso de agua con glucosa disuelta, la medición se repite después de 1 y 2 horas.
Si se sospecha diabetes tipo I, la sangre se analiza adicionalmente para detectar la presencia de autoanticuerpos. Para diagnosticar la diabetes gestacional se realiza una prueba de glucemia en ayunas y el diagnóstico se confirma mediante una prueba de tolerancia a la glucosa oral.
Un paciente diagnosticado con diabetes puede requerir consulta con médicos de especialidades afines: oftalmólogo, cardiólogo, urólogo, nefrólogo, psicoterapeuta y otros.
Tratamiento de la diabetes
El tratamiento (monitoreo de los niveles de azúcar en sangre, terapia con insulina, terapia con medicamentos para reducir la glucosa) depende del tipo de diabetes. Se complementa con una nutrición adecuada, el mantenimiento de un peso normal y una actividad física regular.
El tratamiento para la diabetes tipo 1 incluye terapia con insulina (inyecciones de insulina o uso de una bomba de insulina), pruebas frecuentes de glucosa en sangre y recuento de carbohidratos; Diabetes tipo II: principalmente modificación del estilo de vida (pérdida de peso, actividad física, alimentación saludable), control del azúcar en sangre, el colesterol y la presión arterial, fármacos hipoglucemiantes, terapia con insulina.
El tratamiento de la diabetes gestacional implica principalmente ajustar la dieta, garantizar una actividad física regular y controlar cuidadosamente los niveles de azúcar en sangre; La terapia con insulina se prescribe sólo en algunos casos.
Si se diagnostica prediabetes, es muy importante seguir un estilo de vida saludable, comer bien y normalizar el peso. Hacer ejercicio (al menos 150 minutos por semana) y perder solo el 7% de su peso corporal puede ayudar a prevenir o al menos retrasar el desarrollo de la diabetes tipo 2. Si aún tiene un alto riesgo de transición de prediabetes a diabetes, tiene enfermedades crónicas (cardiovasculares, enfermedad del hígado graso no alcohólico, síndrome de ovario poliquístico), su médico puede recetarle medicamentos para reducir la glucosa, medicamentos para controlar los niveles de colesterol y medicamentos antihipertensivos. .